Los cerebros mutan, niegan y aceptan. Se mueven, contraen, trasladan; ríen, se entristecen, se sobrecargan, relajan y desconcentran. Son el yo y el súper yo; el conciente y el inconciente también (ideas y sueños). Mas no lo son todo. Nosotros somos también el pedazo de carne siamés del intelectual que nuestro cráneo protege. Este siente, se estremece y enferma, el viento, la piel de gallina, el agua; los otros. Y así, de a dos (juntos), mente y cuerpo se encaminan en una bella historia, un amorío tal vez, del cual uno es hijo. Yo soy hijo de padres separados y he aquí las crónicas de una separación espantosa y la historia de un cuerpo que, despechado, dio plena libertad de acción a su deshabitada cavidad ósea.

8 jul 2009

Anatomía V

La garganta seca, es lo que siento justo antes (y durante) de ser un alcohólico. Me importa un carajo. Eso es lo que me insita; me revela ante mi catolicismo nato e inhereditario. Me enjugo en el sabor y efecto y vuelvo al reposo (como un lagarto) de la sequedad. Hoy el sol esta muy fuerte y me baño en la laguna como un desesperado. Mierda, nunca quise hacer rock & roll en prosa. Pero solo soy un rollinga bueno, y releo y repienso y pienso en que no, no es más revolucionario. Mierda. Mierda, mierda, mierda.


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