
El ventilador amarillo (falso profeta en esa habitación albina sin ventanas) giraba desparramando el viento sobre los objetos. Entre cosa y cosa estaban Luis y Amanda. Mas exactamente en el colchón, sobre el piso, sus cuerpos inmóvilmente vivos reposaban exhaustos; aguantando la inclemente temperatura y las ganas de fumar. Ese cuarto se enviciaba de nada ¿Cinco cigarros, quizá? Y sumado al porro y el sahumerio (porque sus vecinos no eran ni Bob Marley, ni Peter Tosh) la cosa se hacia inaguantable. En invierno se tolera un poco más; hasta gusta y no asfixia, porque el humo da la sensación de lo calido.
Pero ahora no, el aire estaba pesado y costaba respirar. Sudaban la ropa de fajina para no gastar la nueva (arruinar la buena). Aunque eso es solo una interpretación; otra dice que porque eran simplemente crotos y era domingo.
todo lo malo se hace peor si es domingo
ResponderEliminaraguante el viernes
ja
ResponderEliminarche igual si no hay venatanas qe importan los vecinos?? quiero un mapa detallado de esa casa y la disposición de los hogares vecinos, con una grafica del nivel de ortivitud de cada one.
NOOOOO, mentiraaaaa
esta bueno es gracioso, tiene el toque de sorpresa que completa a todo cuento, con cierto dejo comico.
claramente esto lo escribiste hoy,
ResponderEliminarel día estaba tan así como lo describís